Un fiel Amigo

Cuando Cristo ascendió al Padre, no dejó a sus seguidores sin ayuda. El Espíritu Santo como representante suyo, y los ángeles celestiales como espíritus ministradores, son enviados para ayudar a aquellos que están peleando la buena batalla de la fe con gran desventaja. Recordemos siempre que Jesús es vuestro ayudador. Nadie entiende tan bien como él las peculiaridades de nuestro carácter. El vela sobre nosotros y si estamos dispuestos a dejarnos guiar por él, nos rodeará de influencias para el bien que nos capacitarán para cumplir la totalidad de su voluntad respecto de nosotros .En esta vida nos preparamos para la vida futura. Pronto habrá una gran inspección en la cual cada alma que trata de perfeccionar el carácter cristiano tendrá que someterse a la prueba de las preguntas escudriñadoras de Dios: ¿Has dado un ejemplo que los demás pudiesen seguir con seguridad? ¿Has estado a la expectativa de las almas, como quien debe rendir cuenta? Los miembros de la hueste celestial se interesan en la juventud y albergan un intenso anhelo de que soportemos la prueba y de que se nos diga las palabras de aprobación: "Bien, buen siervo y fiel. . .; entra en el gozo de tu Señor". Recuerden los jóvenes, que aquí han de formar caracteres para la eternidad, y que Dios requiere de ellos que hagan lo mejor que puedan. Vigilen los que tienen más experiencia a los más jóvenes, y cuando los vean tentados, llámenlos aparte y oren con ellos y por ellos. El Señor quisiera que reconozcamos el gran sacrificio que Cristo ha hecho por nosotros, mostrando interés por la salvación de aquellos a quienes él vino a salvar. Si los jóvenes buscan a Cristo, él hará que sus esfuerzos sean eficaces.